Durante lo que va del sexenio, la administración federal ha puesto en marcha, con ayuda militar, un desfile de operativos contra el narcotráfico. El “tema” controversial es la factibilidad y pertinencia de utilizar al ejército para este objetivo. Sorprende que, con un gabinete tildado de tecnócrata, no comprendan que mientras reduzcan la oferta sin tener en cuenta la utilidad que tiene al satisfacer la demanda, cualquier intento por combatir al narcotráfico fallará. Pero… ¿cómo reducir también la demanda? La legalización, la educación, el combate a la pobreza, son respuestas comunes pero quizás no tan factibles. En holanda, a diferencia de la creencia popular, las drogas son ilegales, solo que, las jurídicamente clasificadas “drogas blandas”, están despenalizadas. Muchos creen que despenalizando se acabaría, si no con el problema de salud que la droga representa, si con el de seguridad nacional. En holanda, retomando el ejemplo, los programas educativos en la educación básica incluyen información sobre las drogas y sus efectos. Esto ha dado resultados en materia de salud pública, ya que gran parte de los holandeses jamás prueban las drogas, el problema holandés se vincula más a narcoturistas. Una mejor educación en México traería, sin duda, una reducción de la pobreza, que es un factor causal del narcotráfico. Y si en esta incluimos información sobre las drogas seguro hará mas conciente a la población sobre lo que implica el consumo y abuso. La administración lo sabe y no le importa; el Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal logrará inhibir una oferta que terminará siendo remplazada por otra fuente de abasto y que costará litros de sangre, mientras que la educación le sirvió como marmaja para pagar favores. Si no, pregunten a Fernando González Sánchez, subsecretario de educación básica y yerno de Elba Esther Gordillo.
jueves, 18 de septiembre de 2008
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