miércoles, 1 de octubre de 2008

Sistemas y prácticas electorales


La gama de cargos electos
En Estados Unidos, un gran número de cargos locales son elegidos por voto popular, además de aquellos que son miembros de los ayuntamientos, tales como alcaldes, jueces, jefes de policía y bomberos, directores de escuelas, miembros de consejos escolares y miembros de comités especiales de todo tipo. De éstos, el alcalde electo tiene especial importancia en la formación de ejecutivos locales electos. La práctica de elección popular de un amplio conjunto de cargos locales es característico de Estados Unidos y, en muchos casos, la elección de cargos especializados y técnicos, como los jueces, no son políticos en el mismo sentido que las elecciones del consejo.

Otros medios de manifestar la opinión pública
Algunos países proporcionan otros mecanismos aparte de los electorales para expresar la opinión pública, especialmente hablamos del referéndum, la iniciativa popular, la revocación y las encuestas de opinión pública. El referéndum se usa en la mayor parte de los países aunque de forma limitada y, generalmente, sobre temas especiales. Italia ha introducido sistemas de referendos y peticiones locales.
La iniciativa y la revocación también son técnicas típicamente americanas, la primera permite a los votantes promulgar o enmendar la legislación local o las cartas locales sin recurrir al cuerpo legislativo electo; la segunda permite la remoción de cargos públicos. Ambos instrumentos se usan con escasa frecuencia y los casos que han tenido éxito son raros, la mayor parte de las veces fracasan por razones puramente técnicas y legales.
Frecuencia de las elecciones
En la mayoría de los países occidentales todos los concejales son elegidos a la vez. Estados Unidos, Gran Bretaña y el sur de Australia son las únicas excepciones con mandatos escalonados en algunos consejos. En muchos países, las elecciones locales tienen lugar cada cuatro años (Dinamarca, Finlandia y Noruega), pero en algunos las elecciones locales tienen lugar cada tres años (Nueva Zelanda y Suecia) o cada cinco o seis (Francia). En Austria, Alemania y Australia, los diferentes consejos tienen mandatos de duración variada.
Distritos electorales y sistemas de votación
En algunos países, los miembros de los consejos son elegidos para representar la totalidad de la autoridad del municipio, mientras en otros representan un distrito, un barrio u otra división del municipio en términos electorales. Las pequeñas jurisdicciones normalmente no se dividen. Mientras que la representación proporcional, normalmente combinada con el sistema de listas, está con frecuencia asociada con macroelecciones y también con sistemas electorales plurinominales.
Un estudio de los sistemas electorales locales en el mundo mostró una división equilibrada entre los sistemas de representación proporcional y los sistemas de mayoría simple, con catorce países en cada uno, y tres más que seguían un sistema opcional. El sistema de mayoría simple es el favorecido por los países anglosajones.
Participación electoral local
La participación electoral es normalmente definida por los politólogos como el porcentaje de los votos válidamente emitidos. Esto crea inmediatamente un problema en las elecciones locales. Si en elecciones de distrito un escaño no es disputado (porque hay un único candidato sin oposición) entonces no se registra el nivel de participación o bien entra en los cálculos de participación promedio. Los escaños no disputados suceden con frecuencia en pequeños distritos rurales donde la participación es típicamente baja en aquellas elecciones que son disputadas. Por la misma razón, una bajada aparente en la participación electoral local puede deberse, al menos en parte, a un descenso en la proporción de escaños no disputados.
Determinantes de la participación electoral local
Una teoría popular dice que la baja participación está causada por un sentido general de alienación política. Igualmente popular, y no menos plausible, es el argumento opuesto de que los ciudadanos que están básicamente satisfechos con su ayuntamiento y con su gestión no se preocuparán de votar. Ninguno de los argumentos está apoyado por la evidencia (Glass et al., 1984: 49-55). Pero en la medida en que las elecciones locales son una parte vital del sistema democrático y si los altos niveles de participación han de ser valorados en este contexto, ¿qué podemos aprender de aquellos países que consiguen alcanzar tales niveles de participación? Es fácil descartar algunos factores como irrelevantes más que decir cuáles son los que realmente tienen relación con las tasas altas de participación.

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